camino desierto. La eternidad podría revelar que la segunda de estas actividades fue tan fructífera en sus consecuencias finales como la primera. La lección especial que debemos aprender es que cuando el Espíritu Santo nos impele a un ministerio hacia otros, El nos capacita para llevar a feliz término la comisión. Donde Dios guía, Dios provee. Otra lección es que no hay tarea dirigida por el Espíritu que sea pequeña ante los ojos del Señor. Solamente la omnisciencia divina puede prever los resultados
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